viernes, 25 de diciembre de 2020

QUIERO MIS DATOS COVID19

 ¿Dónde están nuestros datos ? Matarile rile rile.

 ¿Dónde están nuestros datos ? Matarile rile rilerón, chimpón.

En el fondo del SERMAS. Matarile rile rile.

En el fondo del SERMAS. Matarile rile rilerón, chimpón.

¿Quién los ira a buscar?  Matarile rile rile.

¿Quién los ira a buscar?  Matarile rile rilerón, chimpón.

Nadie los ira a buscar.  Matarile rile rile.

Nadie los ira a buscar. Matarile rile rilerón chimpón.

Porque no pueden ni quieren. Matarile lire lire.

Porque no pueden ni quieren. Matarile rile rilerón, CHIMPÓN.

Con unos cambios en el acento musical se puede entonar bien 😈 


¡QUIERO MIS DATOS COVID-19!

 

            En 2013, cuatro días después de mi cumpleaños, nuestro estimado excompañero y amigo Rafa(el) Bravo publicaba en su prestigioso blog esta entrada: https://bit.ly/2Wf4Mxd. Este año 2020, tres días después de mi cumpleaños y consumidos tres días de mi “prorroga” en activo, ha publicado esta otra:  https://bit.ly/3meZFrf. Ambas tienen que ver con el sistema de información, nuestro sistema de información, algo que en cualquier empresa debe considerarse prioritario y que algunos hemos criticado en diferentes ocasiones. No porque no haya mejorado, pues se han producido mejoras en algunos aspectos, sino porque no logra lo que debe perseguir: la mejora en los resultados globales. Y dentro de este objetivo, el que los profesionales, los buenos profesionales, se posicionen en la dirección que marca la empresa. Si esto no es así es que algo falla, por un lado, por el otro o por ambos. Tal vez sea, por lo menos a mi es lo que me parece, que en primaria no se tiene una idea clara de hacia dónde quieren que vayamos.

Comento esto porque hace años, en mi centro de salud, teníamos acceso a todos los datos que generamos en la consulta diaria y disfrutamos del gran valor que esto tiene para la mejora de nuestros resultados, sin que por ello se viesen interferidos los objetivos de la empresa. Al contrario, el acceso a ellos, y cuando los objetivos eran lógicos y se adaptaban a lo que nosotros podíamos hacer y considerábamos acorde al estado de la ciencia (MBE), establecimos formas de perfeccionarlos. Ello contribuyó a la mejora, no sólo de los resultados en la parte de salud que nos toca, sino en una motivación extra por nuestra parte. Por eso, hace unos días, leyendo este artículo del BMJ leader https://bit.ly/2LFbYAR se me quedó grabado un párrafo que me pareció aterrador:

"Across all industries, employees’ silence costs relationships, creativity, engagement and performance; in keeping with our findings, previous studies have identified that staff frequently know of a problem or opportunity and even how to address it or take advantage, yet stay silent. In healthcare, silence also costs lives".

"En todas las empresas, el silencio de los empleados cuesta relaciones, creatividad, compromiso y rendimiento; de acuerdo con nuestros hallazgos, estudios previos han identificado que el personal con frecuencia conoce un problema u oportunidad e incluso cómo abordarlo o aprovecharlo, pero permanece en silencio. En salud, el silencio también cuesta vidas". 

Y digo aterrador, porque me surge la duda de qué hubiera pasado si “a los de primaria” se nos hubiera hecho caso y consultado las posibles soluciones a la situación de la pandemia actual. A lo mejor hubieran mejorado las relaciones, la creatividad y el rendimiento de la empresa y cabe la posibilidad de que hubiéramos ahorrado vidas.

 

Desde antes del verano pasado, los equipos de atención primaria nos hemos dedicado a atender a los pacientes con “sospecha”, “contacto” o “infección” de COVID-19. Son los siguientes episodios de nuestra clasificación CIAP:

A77:                           SOSPECHA DE INFECCIÓN POR CORONAVIRUS

A77.01:                      INFECCIÓN POR COVID-19

A23.19:                      CONTACTO COVID-19

En la figura 1 se puede ver el protocolo que tenemos que rellenar para acceder a los tres episodios de enfermedad creados con dichos términos.

Figura 1



 Como se verá, hay un montón de datos que supone, deberían servir para saber cómo podríamos ayudar a nuestros pacientes.

1.- Si eres trabajador sanitario:

Sí/No

2.- Lugar de trabajo

            Centro sanitario

            Centro socio-sanitario

            Otros centros

3.- Sintomatología COVID:

            Si /no

Fecha de inicio síntomas

4.- Toma de muestra PCR

Si / No

5.- Motivo de no toma:

            Recogida en hospital

            Recogida en SUMMA

            Recogida en centro externo

            Paciente no colabora

            Otros

6.- Tipo de prueba: 

Test de Antígeno

            PCR

7.- Motivo de toma:

            Sospecha clínica                

Contacto estrecho

Estudio cribado

8.- Lugar de toma

            Centro de salud

            Domicilio

He intentado ver si nuestra historia informatizada es capaz de ofrecernos dichos datos buscando en las aplicaciones e-SOAP y Consult@Web. Poco he sacado, solo cuantos episodios hemos tenido en relación con la COVID-19. Pero, una vez llegados a la contabilidad general, figuras 2 y 3, no he logrado que me den los datos (CIPA o CIPA encriptado) de quiénes son los pacientes. Para los no legos, CIPA en el número de identificación personal de la tarjeta sanitaria. Del resto de toda la información que recoge el protocolo no he encontrado forma de explotarla. Esto es tiempo que tenemos que invertir y que, si no tiene retroalimentación, mejor suprimirlo, evitarnos clics absurdos y tiempo perdido.

 Figura 2


Figura 3


Por lo tanto, el inmenso trabajo que hemos hecho no queda reflejado en ninguna parte. ¿Qué me hubiera gustado de nuestro sistema de información? Lo enumero sin orden de preferencia:

1.- Por ejemplo, que hubiéramos podido saber cuántos episodios de sospecha o contacto se han convertido en infección probada.

2.- Qué han significado, en número de consultas de medicina, enfermería y actos administrativos, todo lo relativo a la COVID-19.

3.- Utilización de medicamentos de qué tipo y el gasto generado.

4.- Qué ha significado en exploraciones complementarias, derivaciones a especializada o ingresos hospitalarios.

5.- Cuántos pacientes han fallecido (esto no queda registrado en la historia). Por desgracia, cuando un paciente fallece en el hospital o en casa, no se informa a su médico de familia, por lo que se nos priva de una información importante: nuestra estadística de mortalidad. Hace años teníamos un protocolo que se ajustaba al certificado de defunción, con las causas inicial o fundamental, causa intermedia o antecedente y causa inmediata. Ahora parece que no es importante y a mí, como médico de familia, me parece indignante, como ya comenté en la entrada titulada “La Hoja roja”.  

 7.- Qué ha significado en incapacidades transitorias (IT), para el público genera la famosa baja. Cuántos días de IT se han producido en los casos de infección, contacto o sospecha de la COVID19 y cuanytas llamadas telefónicas o visitas han generado. Me gustaría medir alguna actividad más pero que es difícil con un método cuantitativo. Por ejemplo, como se ha hecho en nuestro centro, cuántos correos electrónicos (con permiso del paciente) han recibido con sus partes de confirmación y sus altas y, claro, su satisfacción por ello. Con este sistema hemos evitado contactos y visitas innecesarias o peligrosas. Un servicio que han dado nuestros administrativos y que, seguro, no se va a tomar en cuenta en sus resultados.

6.- Sería el acabose si nos pudiera dar qué ha significado en tiempo por profesional, porque nadie sabe la de tiempo que nos ha llevado el seguimiento de estos pacientes. Han sido muchas horas de enfermería y medicina de familia dedicadas a ello, por desgracia, en detrimento de otros pacientes.

Toda la información ha quedado supeditada a los ingresos, a las UCI hospitalarias y a los fallecimientos. Pero nuestro trabajo, el trabajo de los de la primera trinchera, incluyo el trabajo de las unidades administrativas y de apoyo, ha sido invisible.

¿Qué más me hubiera gustado? Pues, con estos datos, haber podido aconsejar a nuestros pacientes. Podríamos saber si los contagios se están produciendo en reuniones familiares o en contacto en el ámbito laboral, para poder dar una información más cercana. Y, sería ya lo más “plus”, que se supiera si hay algún vínculo geográfico. Al fin y al cabo, entre los datos administrativos de la historia está el domicilio.

¿Algo más? Sí, ya que hay más “protocolos” (en realidad son formularios) como el de registro de test diagnósticos, figura 4. Saber las pruebas que se han realizado a los pacientes, independientemente de cuál y dónde se las han realizado. Lo ideal hubiera sido que, todo lo que se le realiza, ya sea en medicina pública como privada, se pudiera registrar en su historia. Pero como sé que esto es utópico, por lo menos haber incentivado que lo realizado en otros ámbitos se incorpore a la historia. Tengo pacientes que, al hacerse el test de anticuerpos en clínicas privadas, han dado IgG con niveles de haber pasado la infección, he incorporado el test y el episodio de infección a su historia, es importante.

Figura 4

 

¿Qué tiene esto que ver con el sistema de información del SERMAS en atención primaria? Pues tiene que ver con el mega ordenador que guarda todos nuestros datos, es tan mega, que es imposible (o no se quiere o no interesa) explorar los datos de forma sencilla y rápida. Y como en mi centro siempre hemos tenido el lema de que “si no aportas soluciones, formas parte del problema”, propongo una solución. Como en la industria cuando existe un monopolio que impide la competencia, en este caso la explotación, trocéenlo, den a cada dirección asistencial (o comarca) la posibilidad de explotar sus datos, establezcan una sana competencia. No se olviden de que nosotros, los de las trincheras: administrativos, enfermeras, matronas, trabajadores sociales, fisioterapeutas, médicos de familia, pediatras, etcétera, somos los que generamos los datos "clínicos", los que sabemos no solo de enfermedades, sino de situaciones socioeconómicas de nuestros pacientes y los que podemos generar ideas para buscar soluciones a sus problemas. Desde los despachos se pierde la perspectiva, por desgracia, demasiado pronto. A lo mejor, de esta forma, esta empresa pudiera convertirse en una fuente de creatividad y motivación (relaciones, creatividad, compromiso y rendimiento) en beneficio de los pacientes.

Y, por último, es posible que algo tenga que ver la atención primaria en cómo se está comportando la pandemia. Me he dedicado a preguntar a todos los pacientes infectados o con contactos estrechos, si les habían llamado los rastreadores, en algún caso esporádico me han dicho que sí, pero que, al ponerse en contacto con el médico de familia, lo dejaban en nuestras manos. Esto tampoco se ha estudiado, a lo mejor, el control de la pandemia en la Comunidad de Madrid, en un tanto por ciento importante, está siendo sostenido gracias al enorme esfuerzo de rastreo que estamos haciendo desde la primaria.

Así que: ¡BASTA YA DE HACERNOS INVISIBLES! Por los menos los nuestros, nuestros “gestores” de la primaria, pidan los datos que nos corresponden y den visibilidad a tanto trabajo realizado y no reconocido.

Madrid, 25 de diciembre de 2020

Dedicado a todos los que trabajan en atención primaria de todo el Sistema Nacional de Salud.

Mi gratitud especial a mis correctores, mi director Dr. Juan Bravo, a mi compañero Dr. Manuel Merino. A mis “ influencers” Ángel Ruiz Téllez y Rafa Bravo. A mi residente R4, Victoria Esteban, por hacerme el trabajo más llevadero. A todos los compañeros y componentes del centro de salud El Greco, que hacen que el pedir una “prorroga” no sea un calvario. Y no me puedo olvidar de mis pacientes, que me enseñan con sus vidas, que el médico que solo sabe medicina, ni medicina sabe.

José Antonio González-Posada Delgado

Médico y tutor de medicina familiar y comunitaria (por un año más)

Centro de Salud Universitario El Greco. Getafe. CAM

 

 

 

 

 


jueves, 20 de agosto de 2020

No entendieron y siguen sin entender

Estamos tan metidos en la sociedad publicitaria y consumista que nos parece normal que todo tenga una intención mercantil. 

Del libro: Comunicación efímera: de la cultura de la huella a la cultura del impacto. Monse Doval

Leyendo este texto, sentí como una descarga. Creo que sigo algo obsesionado y traumatizado por lo que ha pasado. El haber tenido la enfermedad y en algún momento saber que estás en la línea del paso de lo leve a lo grave y tal vez más, junto con la vuelta al trabajo tras 14 días de confinamiento total y comprobar que 7 pacientes tuyos (todos tienen nombre y apellidos, alguno conocidos desde hace 30 años) han fallecido en tan poco tiempo, me hace reflexionar sobre lo que he vivido desde la crisis del 2008 a la crisis de la pandemia. Reflexión personal sobre la situación en la Comunidad de Madrid. 

Cuando empezó todo el cambio de política sanitaria de la CAM, recuerdo que se citó por el consejero de esa época a los directores de centros de salud en un foro que llamó "Quovadis sanidad". A algunos, que no nos gustaba este sistema tan funcionarial y que queríamos algo más de independencia, se nos encendió una luz de esperanza. Lo que subyacia detrás de nuestras creencias era que podríamos tratar mejor a nuestros pacientes con un nuevo sistema. Mi centro ya había participado en la formación del OMI AP a otros profesionales. El OMI AP era un programa de historia clínica informatizada. Además de estar pensado para mejorar nuestro día a dia, tenia una clara filosofía de "medir" nuestro trabajo. En mi centro, desde hace muchos años, hemos estado interesados en los resultados en salud, siempre preguntándonos: ¿hacemos lo que tenemos que hacer? ¿lo hacemos bien? ¿lo hacemos todos de una forma parecida? ¿lo que hacemos preserva la equidad del sistema? ¿lo que nos piden se adapta a lo que dice la ciencia en el momento actual: medicina basada en evidencias?... Mientras tuvimos el OMI AP pudimos tener acceso a "NUESTROS DATOS" de una forma rápida y relativamente sencilla, lo que nos permitió realizar periódicamente estudios  de mejora en aquellas actuaciones que nos parecía relevantes. A nadie se le caían los palos del sombrajo si salía el último, ya se ocuparía de pensar o estar al tanto de lo que se quería mejorar. Era algo muy ágil, rápido y participativo. En conclusion, pensabamos que nos iban a dejar hacer nuestro trabajo de una forma más independiente y comprobar que repercutiría en la mejora de la salud de la población. 

¿Qué falló? Falló la filosofía, falló lo que lleva detrás un cambio. El cambio no se vivió como algo para mejorar, si no como reza el párrafo de Monse Doval: "que todo tenga una intención mercantil". Siendo partidarios de la eficiencia del sistema (lo mejor al menos costo), también somos partidarios de su equidad y en esto, como lo quisieron imponer, nunca lograremos ponernos de acuerdo. Ya lo dijo posteriormente el siguiente consejero: "sanidad como oportunidad de negocio". Llegaron las mareas blancas y se ganó lo que se ganó en los tribunales, no en la calle. Luego se ha hecho lo que todos sabemos, participación de empresas privadas sin estudios comparativos. Derivacion de un montón de dinero público a la sanidad privada sin estudios económicos objetivos y científicos para su evaluación. Reglas diferentes para lo público y lo cuasiprivado, si se quiere mejoras y competencia hay que establecer reglas claras, justas e iguales para todos. Y así seguimos.

Entre otra cosas, se infrafinanció la atención primaria. Lo que ha pasado nos pilló a todos con el pié cambiado y además, a los de primaria, exaustos y desilusionados. Esto ha tenido funestas, yo diría que mortales, consecuencias, tanto entre nuestros compañeros como entre la población. Ahora el tercer consejero de sanidad de aquella epoca, es consejero de Hacienda, el señor de los dineros y mucho me temo  que no estará dispuesto a sanear la sanidad. Tal vez si, como dice Monse Doval, tomara conciencia de que no todos estamos de acuerdo en que la salud puede entrar en "el mercado", podríamos hacerlo para que nuestra población, o mejor expresado "cada población" (las diferencias sociales no se han intentado equilibrar), tuviera la mejor sanidad posible dentro las posibilidades "económicas" de la comunidad más rica de España. 

Un apunte personal para que sepan que no todo se mueve en su universo. A todo el gobierno de la comunidad le informo que todas las visitas domiciliarias que he realizado en el último mes han que sido en pisos sin ascensor. Y en el último, una visita domiciliaria de un paciente de 90 años de un compañero no suplido, tuve que esperar un rato largo para que me abrieran las puertas, tanto la del portal como la del tercer piso...sin ascensor. Lo hizo una anciana en silla de ruedas. Me acerqué a su marido, el paciente, y le pregunté el motivo de su llamada. Detrás de mí oí la voz de la mujer: no se moleste doctor, ni oye ni ve. Solo tenían unas horas al día de ayuda social.

Creo en la justicia social y tanto con la salud como con la educación soy partidario de no considerarlos bienes de consumo sino bienes sociales.  A los políticos les corresponde administrarlos de la forma más equitativa posible. Busquen, estudien e investiguen para que haya políticas justas, no miren tanto a sus votantes, por ahí no se debe medir el resultado de su trabajo. Al final, la sociedad, toda la sociedad, se lo agradecerá. 

José Antonio González-Posada Delgado. Medicina familiar y comunitaria. Centro de salud El Greco. Getafe. 



domingo, 22 de marzo de 2020

ESTE CUERPO ROTO

Llego a casa como si me hubiera pasado un trolebús por encima. Es una sensación rara, es como cuando has tenido un catarro o gripe pero diferente. No he perdido ni el apetito, ni tengo fiebre, ni la saturación baja, pero me aprieta el pecho como si quemará y de vez en cuando la tos me mata. Bueno siempre que he tenido una viriasis o en la primavera he tenido esta tos. Cuando jugaba al rugby no me importaba, tenia unos abdominales a prueba de bombas, pero ahora no. Salgo a pasear con mi perra y subo bien las cuestas, pero tengo la sensación de tener algo diferente. Pensaba en Batman, por aquello que nos han pegado un bicho que viene de los murciélagos, algo nuevo. Va por momentos, ahora estoy mejor pero en media hora decaigo. Debe ser la edad, son 64, estoy en la edad de riesgo,  espero que el  virus no, aunque dudo, poco a poco todos vamos cayendo. Aunque me apunté como voluntario para el fin de semana me alegro que no me hayan llamado, necesitaba recuperarme.
La semana ha sido dura, tenemos una población muy anciana. Muchas casas sin ascensor. Muchos viven solos, aunque ahora uno de la familia se ha pasado a vivir con ellos. Son gente maravillosa que tras 32 años confían en mi. No siempre ha sido fácil, tienes que dar malas noticias y aunque lo intentas no siempre aciertas o, más bien,  no todos consideran que has hecho lo necesario aunque hayas puesto el alma en ello. Pero es que la atención primaria es el arte del manejo de la incertidumbre y es difícil explicar que el síntoma leve que tienen muchos, en uno, es el comienzo de algo grave.
Para colmo de males luchamos contra una parte de la población que tiene privada, los privilegiados, muy pocos de mis pacientes se la pueden permitir pero les gustaría, es humano. Aunque  estudios serios demuestran que en la privada se mandan más pruebas y más pruebas innecesarias. Yo intento que se sientan diferentes, que sepan que son "mis pacientes" y que se les hace lo que se les tiene que hacer y si es grave, lo más rápido posible. Por desgracia, la atención primaria en Madrid es un especie de beneficencia. Los ricos tienen privadas. Si son ricos o profesores o funcionarios de alto estanding, eligen sociedades para poder saltarse el médico de familia aunque en todos los sistemas se haya demuestrado que es lo mejor para todos. Me gustaría saber cuántos políticos, jueces o catedráticos acuden a un médico de familia. Ahora eso sí, cuando llega lo duro, lo caro, se pasan a la pública. Perdón, divago, dejo las disquisiciones socio- políticas y paso a la vida real.
Quiero agradecer a Carlos y David, taxistas, que me han llevado a los diferentes domicilio estos días. Todos ellos de personas muy mayores y con mucha patología: Alzehimer, diabetes, cardiopatías isquémicas, hipertensión todo junto....Ha sido un lujo, me abrían y cerraban la puerta, no tenía que tocar nada. El viernes, mientras estoy en el taxi yendo a domicilios, sobre la marcha, me mandan los compañet

ros un Whatsapp para que vaya a ver a una paciente muy mayor. Fiebre de 39°, saturación de oxígeno de 83%, auscultación pulmonar con ruidos en todo el pulmón, dificultad hasta para hablar. Tiene que ir al hospital, se me echa a llorar, su marido está en una residencia y las noticias son las que son. No hablaré de las residencias hoy. Como dice mi amiga y colega de medicina de familia Lourdes, "la vida y tal". Carlos me espera en la puerta con su bendito taxi.
Vuelvo al centro de salud en donde están todos los compañeros con los que estamos en la lucha: administrativos, celadores,  limpiadoras, auxiliares de enfermería, enfermeras, un pediatra y los médicos de familia. A casa a recuperarse, la semana que viene será peor. Los pacientes estarán peor, más compañeros afectados o yo, se cerrarán centros de salud y, nuevamente la primaria sufrirá una merma de efectivos. Una pena porque hasta Bill Gates  en su famosa charla TED habla de:
"Los servicios primarios de salud, la investigación y el desarrollo, son asuntos que  reducirían la desigualdad en el tema de salud y harían más justo y seguro este mundo. Por eso pienso que debe ser una prioridad absoluta, sin necesidad de pánico".
Bill Gates. Charla TED 2015.
Pero pocos se han fijado en este párrafo. Veremos cuando acabe todo, quien quiere colaborar, rascarse el bolsillo,  para que el mundo sea más justo y equitativo.

José Antonio González-Posada Delgado
Medicina familiar y comunitaria
Centro de salud universitario El Greco. Getafe.
Comunidad Autónoma de Madrid

jueves, 19 de marzo de 2020

¡AHORA NO TOCA!

Desde hace unas semanas vengo recibiendo por las redes sociales diferentes críticas por el tema del coronavirus. Las críticas han abarcado todo el arco político o geográfico. Críticas a la actuación de políticas actuales o anteriores. A todo el mundo le he dicho, independientemente de que sean de derechas, izquierdas, moderados, nacionalistas... qué:


 ¡AHORA NO TOCA!

 
Cuando juzgamos a una persona por su ideología, por sus creencias religiosas, por su raza, por su nivel social o económico, por su conocimiento cultural o por cualquier hecho diferencial, bajamos un peldaño en la concepción de la dignidad de la persona. El peldaño más bajo se produjo en los campos de exterminio cuando a las personas se les privó de toda dignidad humana  convirtiéndolos en meros objetos.


Ahora necesitamos subir dos o tres peldaños. El coronavirus no distingue de niveles, pero sabemos que existe una población más vulnerable que otra. Dejémonos de críticas, de valoraciones anteriores, cuando alguien te escriba, cuando lo tengas delante, no pienses que es de izquierdas o de derechas, nacionalista o no, piensa que es una persona que tiene padres o abuelos mayores, expuestos a un terrible virus que puede diezmarlos. Si has perdido a un ser querido sabes de la tristeza y la ausencia que te produce. Piensa que si alguien de su familia o de tu familia, se contagia de gravedad, va a tener que estar aislado y es posible que, si hay mala suerte, muera sin poder despedirse de sus seres queridos y sin tenerlos a su lado. Nos toca hacer ese esfuerzo para subir esos peldaños que nos igualan a todos. Para el resto:


¡AHORA NO TOCA!